Últimamente no sé qué ocurre, que los minutos se me escurren de entre las manos en un suspiro. Que ha pasado más de una semana desde el Expomanga (por señalar una fecha importante) y me parece que fue ayer.
Actualizo día tras día, porque me da la impresión de que si no dejo constancia de que los días han pasado, será como si no hubieran existido. Qué desazón. Un mes (¡¡un mes!!) y ya tendré vacaciones. Al ritmo que va mi vida, "mañana" tendré vacaciones.
Tiene gracia, porque hasta hace poco, las semanas pasaban tediosamente, y el día se me hacía tan largo que me daba la impresión de que había hecho mucho aunque no hubiese hecho nada de nada. Por eso tal vez no escribía en el blog. Y de repente... Es como si me ahogase. Ni bien he asumido un día, ya ha llegado la semana siguiente.
¿Por qué cuando el tiempo pasa despacio, queremos que se avive, y cuando pasa deprisa, rogamos por que se ralentice? O somos inconformistas, o sencillamente idiotas. Igual va y nos gusta ser infelices.
Oh, joder, que alguien pare el puto reloj. Quiero mis segundos de vuelta.
lunes, 18 de mayo de 2009
El tiempo se escapa volando...
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1 exploradores comentan...:
Ya sabes, lo que tenemos es un defecto congénito que nos impide ser felices u___u
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