He dormido aproximadamente cinco horas, pero dije que lo haría y lo haré. A ver si me autoimpongo un poco de disciplina a la hora de escribir, leñes.
Ayer os hablaba de las generalidades a tener en cuenta antes de empezar a escribir. Hoy seguiremos con la fase previa a escribir, pero adentrándonos en los detalles. Vamos allá...
Como decía la señorita Isiriel ayer en un comentario, tener claro en qué ambiente nos movemos es importantísimo. Volviendo a lo que dije a ayer, tenemos que tener muy presente el tema que hemos escogido para saber qué nos urge decidir sobre nuestro escenario. Voy a poner tres casos: El relato histórico, el relato de ciencia ficción y el relato fantástico.
1. El relato histórico.
Empiezo por aquí porque es uno de los más obvios. En un principio iba a añadir el relato actual como ejemplo, pero, salvando las distancias, los consejos que se den para este apartado también valdrán para el relato actual.
Para crear un escenario histórico tenemos que investigar, investigar e investigar. Una vez hayamos escogido fecha y lugar(es), toca meter las narices hasta el fondo en todos los libros que encontremos. Si no acabaremos con anacronismos que resultarán desagradables al lector y harán de nuestra historia un fracaso.
Economía del momento, situación política, número de avances tecnológicos... Aunque no sea relevante en nuestra historia, tenemos que saberlo. Puede que a nuestros personajes les importe un comino que los alemanes hayan invadido Polonia porque están demasiado ocupados sufriendo las consecuencias de la Guerra Civil, pero seguramente oigan algo al respecto y quizá incluso lo comenten. Seguramente en la radio se mencione lo del pacto de Hendaya, e incluirlo en nuestro relato ayuda a meter al lector en contexto.
La forma de hablar también es importante (recordemos los "voto a tal" del Capitán Alatriste), las vestiduras, la comida, las tradiciones... Ejemplo facilito: En una historia del tipo medieval las mujeres serán más bien sumisas y no demasiado letradas. En el caso de los campesinos, tanto hombres como mujeres eran analfabetos, y en el caso de los nobles, no se crearon escuelas mixtas hasta el siglo XIII. No se les tratará muy bien (hubo una época en la que se discutía si tenían alma o no), más bien como objetos, y rara vez serán las mujeres rebeldes que nos gustaría que fueran. Cosas, por ejemplo, como que el matrimonio no se consideró sacramento hasta el siglo XII son interesantes, ya que antes se permitía repudiar a la mujer y algo similar al divorcio, mientras que después de eso no.
Recomiendo a Reverte en cuanto a inspiración para crear escenarios históricos, lo que me recuerda un último consejo: Igual que en sus libros aparecen Quevedo y el Conde Duque de Olivares, está bien meter un personaje que realmente existió para dar veracidad a la novela. Con cuidado, claro está.
2. El relato fantástico.
Ahora vamos con lo duro. Con "relato fantástico" me refiero a los que incluyen cosas como magia y seres sobrenaturales. Los escenarios de este tipo de relatos dejan casi todo a la imaginación, lo que no quiere decir que la investigación sea prescindible, que no lo es. Podemos empaparnos de la mitología ya existente y escribir algo acorde con ella o crear nuestras propias razas y criaturas fantásticas; pero haciendo esto último también tendremos que recurrir a la biblioteca más de una vez.
Para empezar, debemos decidir si lo vamos a ambientar en nuestro mundo o vamos a crear un lugar completamente nuevo.
Si lo ambientamos en nuestro mundo, habrá que escoger una época y uno o varios emplazamientos. Aunque el número de datos que recopilemos depende de lo minuciosos que queramos ser con las descripciones del escenario, es obligatorio tener una base para evitar incoherencias. Cosas como la situación política de un lugar en una determinada fecha, el clima de ese lugar, los inventos existentes y no existentes del momento... son fundamentales. Incluso si queremos que se desarrolle en la actualidad, hay que indagar un poco.
Si nos inventamos otro lugar, hay que precisar absolutamente todo. Los relatos creíbles se basan en su nivel de detalle. No basta sólo con decidir si estamos en un país costero o montañoso, o si son hayas o chopos lo que crece en sus bosques. Inventar un mundo de cero es una tarea ardua, hace falta tener no sólo enormes cantidades de imaginación sino también ganas de trabajar duro.
Aunque suene absurdo, la realidad es nuestra mejor aliada a la hora de escribir ficción. Pongamos que estamos creando un país,y queremos establecer un sistema político en el mismo. Como nuestro país es completamente alternativo, no vamos a instaurar un sistema que haya existido en la realidad. No obstante, la mayoría de nosotros no tenemos demasiada idea sobre el funcionamiento de los mecanismos políticos o legales, por lo que aunque no vayamos a copiar la idea de monarquía, sí que estará bien saber cosas sobre la misma y sobre otros sistemas, para crear algo congruente.
Este es un ejemplo muy extremo porque normalmente apenas se dan datos del sistema político, pero espero que la esencia del mensaje se haya entendido.
Tendremos que establecer la arquitectura del lugar, el carácter de sus gentes, la flora y la fauna alrededor, sus relaciones con pueblos o países lindantes, su política, leyes y economía... todo aquello que se nos ocurra que podríamos necesitar en cualquier momento habrá de ser apuntado. Probablemente al final no usemos todo, pero en este caso, más vale que sobre siempre.
Otra cosa elemental en el relato fantástico es decidir el papel de la magia, tanto en mundos inventados como en nuestro mundo. ¿Está reservada a unos pocos o cualquiera tiene el potencial para manejarla? ¿Supone algún sacrificio importante emplearla? ¿Hay algo parecido a un gremio de magos, o los magos son seres solitarios que aprenden a manejar sus poderes por su cuenta? En caso de que el escenario sea imaginado, ¿está bien vista la magia o debe ocultarse?
Y por supuesto, lo mismo ocurre con las criaturas y razas fantásticas. Además de elegir cuáles van a existir y cuáles no, tendremos que decidir su papel. En nuestra España actual, a lo mejor existen los elfos tolkenianos y no se ocultan, sencillamente se operan las orejas. O quizá nos encontremos en la misteriosa tierra de Litanaih, donde las hadas son repudiadas y asesinadas si son vistas.
También es bueno decidir una Historia (y lo pongo con mayúsculas porque me refiero a unos hechos relevantes ocurridos a lo largo del tiempo) tanto en mundo real como en mundo inventado. Sí, sí, en mundo real también. ¿O no tenían Harry Potter y compañía una asignatura llamada Historia de la Magia? Pues a eso me refiero.
Temas como religiones, mitologías y demás son divertidas de pensar, así como los idiomas, aunque no imprescindibles. Eso sí, yo por lo menos pienso que un personaje que diga "por el amor de Rivyr" (o cualquier deidad que os inventéis) gana mucho con respecto a uno que diga "por el amor de Dios".
Si queréis algún autor en quien basaros en cuanto a escenarios fantásticos, la respuesta es evidente: Tolkien. No tengo que explicar por qué, ¿verdad?
3. El relato de ciencia ficción.
El proceso de creación del escenario de ciencia ficción se sitúa a medio camino entre la investigación y la imaginación. Si bien nos tendremos que inventar los robots, naves espaciales, extraterrestres, armas o lo que sea que queramos añadir a nuestra historia, no podemos crearlo de cero. El buen relato de ciencia ficción resulta sacrificado porque hay que saber mucho para concebir algo verosímil.
Lo cierto es que si lo pensamos, el proceso de construcción de escenarios de la ciencia ficción es muy similar al del relato fantástico, pero con una salvedad muy notoria: En lugar de "magia" tenemos "ciencia avanzada". Sin embargo, con los dos puedes inventarte casi cualquier cosa. Por este motivo, gran parte de lo que he dicho en el apartado anterior es aplicable a este.
Sin embargo, en un buen relato de ciencia ficción necesitas cierta coherencia. De ahí la investigación de la que hablaba antes. Puedes inventar la máquina más rara del mundo, pero tarde o temprano tendrás que explicar cómo es posible su existencia. Al fin y al cabo, estamos hablando de ciencia. El lector tiene que poder creerse lo que le estás diciendo, tienes que convencerle de que eso va a existir algún día.
Otra de las diferencias es la cantidad de rareza que puede haber en fantasía y en ciencia ficción. Mientras que en la fantasía llega un punto en el que el lector, por algún motivo, repudia a los seres que son demasiado extraños, en la ciencia ficción no es así. Si nos fijamos, la grandísima mayoría de razas fantásticas (no digo todas pero ahora no me viene ninguna a la cabeza que se escape de la norma) tienen rasgos humanoides. Por otro lado, una criatura extraterrestre puede tener veintiocho patas, un ojo delante y otro detrás, escamas y plumas que a todo el mundo le parecerá bien. Y es que seamos sinceros: La idea de que en un planeta completamente distinto al nuestro haya surgido una raza idéntica a nosotros es ridícula.
En general, la ciencia ficción permite al escritor alejarse más de la norma, pero requiere un arduo trabajo investigando. La fantasía teóricamente debería permitirnos la misma libertad, pero la cruda realidad no es así. Así, los libros del primer género que triunfan son los que se salen de la norma, mientras que la fantasía normalmente sigue un patrón similar.
Desde aquí yo os animo a que rompáis ese patrón, que abandonéis los elfos de ojos azules y cabello rubio e innovéis todo lo que podáis.
Pero en fin, volvamos a los escenarios. Como antes, toca decidir si queremos un universo alternativo o el nuestro, con todas las consecuencias ya descritas. Asimismo, hay que elegir si queremos una historia futurista o actual. Ver hasta qué punto ha avanzado la ciencia, y qué papel tiene en la vida de las personas.
Para este tipo de relatos, Michael Crichton como increíble aspiradora de datos y Asimov como maestro de la ciencia ficción.
Y bueno, después de todo el día intentando redactar esto, lo dejo ya. Ni lo reviso, que estoy cansadísima. Siento que haya sido un tochopost (ahora entiendo por qué se escriben libros enteros sobre cómo escribir) y espero que os sea útil.
¡Canción! Vamos a ponernos de blues.
EDIT: Se me olvidó ponerlo anoche. Este post ha sido escrito con la ayuda del señor trasgo, a.k.a. Rekhar, que aportó sus vastos conocimientos en materia de ciencia ficción.
4 exploradores comentan...:
Vaya tres estilos has cogido. De abajo a arriba, odio la ciencia ficción, y no me gusta nada ni leerla ni escribirla (sin embargo tengo dos relatos de los míos de Sci-Fi). No. Obstante, muy buenos consejos, aunque no todas las historias de ciencia ficción tengan que ver con el futuro o con razas alienígenas. Por ponerte un ejemplo, "El profesor chiflado" podría ser considerada ciencia ficción.
Los relatos fantásticos ni me van ni me vienen. Llegué a aburrirme con los tochos de Tolkien, odio al Harry Porretas y de vez en cuando ha caído en mis manos algún libro sobre la Dragonlance que no me ha disgustado del todo. Sin embargo, no hace falta, creo yo, pensar de antemano las relaciones entre los pueblos. Sí una Historia anterior, y de ahí, llegado el momento de escribir sobre un determinado pueblo o raza, puedes imaginarte las posibles repercusiones que hubieran tenido en las relaciones internacionales.
Relatos históricos... me encanta... leerlos. Me pega una patada en los huevos escribirlos (Sí, irónico sabiendo lo que llevo entre manos, pero ubicar la historia en una época en la que no se había descubierto la escritura te da mucha más libertad de movimientos porque el desconocimiento generalizado te permite inventar más aunque sin pasarse). Ahí tengo que darte la razón en que la documentación es primordial. Recuerdo que cuando escribi un relato sobrela insurrección anarquista de Casas Viejas, me pasé una semana leyendo sobre ella y sólo un par de días escribiendo el relato. Eso sí, me quedó niquelado. Pero soy demasiado vago como para hacer eso en cada relato. Por cierto, me ha hecho gracia leer lo de poner un personaje que realmente haya existido. Justo ayer puse en mi relato al Rey Argantonio de los Tartessos.
Ufff... me está saliendo un tocho comentario y eso que sólo quería darte la razón, pero en fin... que a nadie se le olvide que lo mas importante de cualquier historia es, sin duda, la historia. Un marco bonito y consistente es necesario para aguantar una historia perfecta, pero si la historia es mala, por mucho que te esfuerces en la ambientación, una cagada será siempre una cagada (¿Entiendes, Uwe Boll?)
He leído los dos posts, muy buenos :)los consejos son simples y fáciles de seguir.
Como aportación, aunque suene a coña, aconsejaría al escritor novel que, sobre todo para la elaboración de personajes, juegue a rol xD ¿o no? No hay mejor manera para asegurarte de que un personaje esté bien definido, por experiencia lo digo!
Y en este post me ha faltado, en mi opinión, que hablases de cuentos o relatos cortos. Será porque es a lo que más se acercan mis escritos, pero no sé, está bien que se mencione, dado que tienen sus características particulares, como las moralejas, la medida en la que se debe profundizar, para no aburrir o liar al lector, etc.
Espero la siguente actualización, ya que, intencionada o inintencionadamente, has creado tensión al no decir sobre qué vas a hablar xD
En realidad, inventarte un mundo no quiere decir que tengas que hacer un sistema político que no exista en la realidad, eso es absurdo e innecesario. Muchos relatos fantásticos basan su sistema político en el de la monarquía, por ejemplo, Canción de Hielo y Fuego. Si estamos hablando de una sociedad culturalmente avanzada podríamos hablar de una democracia, o si viven subyugados a un único hombre megalómano pues de una dictadura, u oligarquía si tiene a su círculo de amigos con los que gobierna. Lo que tiene es que ser congruente, pero queramos o no, la mayoría de las ideas que cojamos para crear el nuevo mundo van a ser de nuestra realidad.
Ah, y otro consejo que añadiría respecto a lo de los escenarios, es que no hay que caer en el error de intentar poner en la historia todo lo que hemos investigado/inventado. A veces ocurre que te da pena no usar aquello que te has molestado en averiguar/inventar y de repente te encuentras con una historia llena de datos contingentes que lo único que hacen es que sea aburrida y pesada de leer, además de que te come la cabeza y te aleja de la trama principal.
Por lo demás, buen post ^^
Hola
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