lunes, 23 de noviembre de 2009

Sector X-23

-Alerta amarilla en el sector X-23, repito, alerta amarilla en el X-23. Cambio.
-Recibido. Voy para allá.

Pese a que llevaban años tratando de hacer que esas alertas desapareciesen, no terminaban de lograrlo. Siempre había un individuo aislado en algún sector que escapaba a todas las medidas.

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Álex reprimió un bostezo. No era que se aburriese, pero dar Filosofía a primera hora un Lunes era demasiado para sus pobres neuronas. Y la voz monótona de la profesora, repetitiva hasta tal punto que el chico sabía imitarla a la perfección, no ayudaba demasiado. Hizo un esfuerzo por atender, y captó la mitad de una frase.

-...es el hecho de dudar lo que hace que pdamos estar seguros de que existimos.

Un resorte se activó en el cerebro de Álex, que volvió a abstraerse de la clase. "Pienso, luego existo". No era la primera vez que se planteaba aquello, ¿existía realmente? Bueno, dudaba de su existencia. Según Descartes, esa era una prueba de que sí, su presencia era real. ¿Y todo lo que estaba a su alrededor? Eso le preocupaba más. Claro que, lógicamente, si alguien hubiese creado todo lo que había alrededor, no habría implantado un sistema educativo que le permitiese dudar. ¿O sí? Álex se preguntó si precisamente eso era lo que querían que creyera. Era retorcido, pero si él había podido llegar a esa conclusión, el supuesto creador también.

De repente, un cambio en la entonación de la profesora hizo que diera un respingo.

-Alejandro, vuelve a la clase...- el muchacho dejó sus divagaciones y se puso a escuchar de nuevo las explicaciones de la profesora. Más tarde, al salir al recreo, los pensamientos agobiantes habían desaparecido.

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El científico sonrió, satisfecho. Había conseguido que la alerta amarilla terminase.

-No es la primera vez que da problemas, ¿verdad?-preguntó.
-No, el individuo 4LX-23 ya ha dado otras alertas amarillas- respondió uno de los cuidadores.
-Es demasiado inteligente. Creía que habíamos acabado con eso.
-Cada vez piensan menos, pero sigue habiendo algún que otro caso aislado...
-Ya. Si se juntan terminarán por descubrir la verdad. Y no queremos que eso pase, ¿a que no? Queremos su felicidad. Espero que arregléis el problema.
-Sí, señor.

El científico se alejó por el pasillo, con la bata blanca ondeando a su espalda. El otro cuidador observaba el silencio al individuo que había dado la alarma. Era un muchacho joven, de unos diecisiete años, que flotaba en un líquido verde. Paseó la mirada por todos los tanques de contención. Una vez más, se preguntó si lo que hacían estaba bien.
Cuando entró a trabajar en los laboratorios, le explicaron que los trabajadores como él se sacrificaban por todas esas personas que estaban en la Realidad Virtual, que estaban creando una utopía para ellos. Pero, pensó, ¿a qué precio? Condicionaban básicamente todo en sus vidas, incluso sus pensamientos.

-Deja de pensar y vuelve al trabajo, o harás saltar la alarma de nuevo- le recriminó su compañero. Suspiró y volvió al monitor, donde controlaba las vidas de los sujetos de su sector. Donde jugaba a ser Dios.

1 exploradores comentan...:

SeFi dijo...

"¿Sabes por qué puedo decir que no estamos en Matrix?
-¿Por qué?
-Porque si lo estuviéramos, la comida sería mejor."

¿Quién me dice a mi que los científicos no están en la misma situación? :)

Yo personalmente dejaría que Serj jugase a ser Dios conmigo.