lunes, 24 de noviembre de 2008

Sweeney Todd: Cine vs. Teatro.

Ayer fuí a ver Sweeney Todd. La película no, esa ya la ví en el cine. Fui a ver el musical dirigido por Mario Gas, la adaptación española de la obra de Stephen Sondheim.
Y como me gustaron tanto la película y el musical, he decidido escribir algo productivo y hacer una crítica, la eterna comparativa entre el teatro y el cine.

Argumento:

Benjamin Barker vuelve a Londres tras muchos años encarcelado injustamente. Dispuesto a vengarse de la muerte de su esposa Lucy y el secuestro de su hija Johanna, bajo su nueva identidad de Sweeney Todd y con la ayuda de la encantadora Sra. Lovett, se propondrá la desaparición de los causantes del estropicio, el Juez Turpin y el alguacil Bamford, y de todo aquel que se interponga en su camino…

Primero tenemos la adaptación al cine, dirigida por el genial Tim Burton e interpretada por los fantásticos Johnny Depp (en el papel de Sweeney Todd) y Helena Bonham Carter (en el papel de la Sra. Lovett) entre otros actores.
La película en sí huele a Burton. Es gótica, oscura, ojerosa, de sentimientos turbios y tristes, casi eliminando por completo la alegría y el amor y esas cosas felices... aunque siendo Burton, podría haberle añadido mucho más humor negro del que ya tenía la obra por sí sola, cosa que decepciona un poco.

Por otro lado tenemos la adaptación española, que por cierto tiene más años que la de Burton y que acaba de ser reestrenada. Las letras de las canciones están traducidas de una forma excelente al español, mucho mejor de lo que yo esperaba. Aquí Sweeney Todd es interpretado por Joan Crosas y la Sra. Lovett por Vicky Peña, y su actuación no tiene nada que envidiar a la de Depp y Bonham Carter.
En esta versión de la obra hay más luminosidad, alegría, cachondeo y sobre todo, toneladas y toneladas de humor, negro, verde y de todos los colores.

En comparación, la obra de teatro es mucho mejor. En la versión de Burton, tenemos a una Sra. Lovett que parece no saber qué está haciendo ahí, apenas sin carácter, básicamente entregada a las ideas y los propósitos de Todd. El amor que ella siente por él se convierte en una sumisión absoluta, cosa que no ocurre en el musical de Gas. Él nos muestra una Sra. Lovett mucho más curtida, con mucho carácter: Sabe de qué va el tema y cómo aprovecharse de la situación. Sin embargo, esto no le quita la locura ni, en cierto modo, la inocencia.

Respecto a Todd no tengo mucho que decir: En ambas recreaciones el personaje está muy bien representado.

Por otra parte, el Turpin de la película es frívolo, sin corazón, no parece que esté enamorado de Johanna, sino que aparenta desearla como un objeto. En la obra vemos que no es así. Turpin está profundamente enamorado de Johanna y esto le causa mucho dolor: Es un cristiano devoto y se flagela, lleno de conciencia de pecado, al tener pensamientos impuros acerca de la que es su ahijada.

Y siguiendo el tema de Johanna (que es igual de naive en el cine y en el teatro), también descubrimos que la relación entre ésta y Anthony no surge a base de conversaciones via msn, sino que el muchacho va a visitarla a su alcoba y le demuestra su amor, a espaldas del castigado juez.

A favor de la versión cinematográfica diré que su Pirelli es bastante mejor que el Pirelli del teatro. Sacha Baron Cohen había dejado el listón muy alto, y ahí sigue. Aunque el cambio de voz de pito a voz cazallera de Esteve Ferrer (Pirelli) fue un momento muy divertido.
También diré que el final del film es mejor que el de la obra de teatro. En el teatro, sobra cachondeo y falta un poco de oscuridad de la que le sobraba a Burton durante el resto de la película.

En conclusión: Aunque no tenía a mi amado Johnny *babas*, una vez más el teatro supera al cine con creces. La obra de Mario Gas era mucho más divertida, profundizaba más en los personajes (también duraba más) y además estaba en español completamente, con lo que la obra era más comprensible. Leer subtitulitos no mola. Sólo le faltaba añadir un poco de gris al final y hubiera sido perfecta, porque sangre no faltaba.

Recomiendo fervientemente a todo el mundo que la vea, sea aficionado al teatro o no y aunque no haya visto la película, porque merece la pena.

Hasta otra n_n

P.S.: Con esto no pretendo desacreditar la película de Burton, que me encantó y la volvería a ver 100 veces. Servidora es muy fan de este director y no va a dejar de ver sus obras.

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