Es posible que ambas hayamos oído hablar muchísimo la una de la otra, pero la verdad sea dicha: No nos conocemos. Y lo más probable es que no nos conozcamos jamás, y no diré "nunca" porque qué sabe nadie. Puedo asegurar con más certeza que no vas a leer está carta (a no ser que nuestro único vínculo te informe de ella) pero he sentido la necesidad imperiosa de escribirte.
Leo tus líneas y siento la necesidad absurda de llorar. No soy el tipo de persona que llora por cosas que no le afectan directamente. No lloro con las películas, ni con los libros. Tampoco lloro con las noticias, por muy horribles que sean. Ni siquiera lloro en los funerales. Suena insensible, pero es lo que hay. Y hay motivos para ello. Si siento esta necesidad de llorar es por pura empatía. Porque te entiendo. No al mismo nivel, no con las mismas circunstancias, pero te entiendo. Y me siento mal.
Tampoco tengo razones claras para sentirme mal. Simplemente es inevitable. Me considero una persona muy afortunada, y si cada vez que conociera a alguien que tiene menos suerte que yo me entristeciese, sería realmente desgraciada. No, tu caso es especial. Tengo la necesidad imperiosa de ayudarte, pero no tengo medios. Y sí, para qué lo vamos a negar, siento que te he arrebatado algo importante.
Todo esto es tan absolutamente irracional que cierta parte de mí me está dando de collejas mentales, pero la voy a ignorar por el momento. Seguiré extendiendo la mano hacia el sur, hacia tí, persona lejana, porque necesitas una mano. Y un abrazo. Y de verdad deseo que halles ese abrazo. Ánimo. Muchísimo ánimo.
A los demás, no quiero preguntas. Ni una sola.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Carta a una desconocida.
Esto salió de la burbuja de Indy a las 22:15
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1 exploradores comentan...:
¿Quién es? ¿Eh? ¿Eh? Di, di *-*
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