La intensidad de la luz aumenta poco a poco, y el arco besa suavemente al violín en una melodía lenta. Empieza a llover con un dulce arpegio de guitarra. Se escucha una voz bajo el diluvio, repiquetean unas pocas notas de un piano. Pronto se suma la única nota del firme roncón de la gaita, y los trinos de ésta y las flautas.
Cierro los ojos y siento el agua sobre mi piel, el viento en el pelo. Euterpe aparece sentada en mi hombro, me susurra melodías al oído. Llueve en Santiago, mi dulce amor. Te echaba de menos, mi dulce musa.
Inspiro profundamente. Huele a hierba mojada. No puedo evitar la sonrisa que alfora en mis labios, fruto de la lluvia y la música. Me entran ganas de empaparme bajo un aguacero y cantar hasta quedarme sin voz. Caminar hasta Galicia y hundirme en su mar. Descubrir, ocultas en la música, historias sobre meigas y claros de luna en los bosques.
Llueve en Santiago, mi dulce amor.
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Hace 17 horas
2 exploradores comentan...:
Sin palabras. Me puede la morriña.
chove en Santiago, plou en València, ¿Llueve acaso en Madrid?
Allí fuera llueve y me siento transportado, tal vez es la propia Euterpe la que me ha invitado a un viaje contigo. Te espero en Valencia, dulce Indy. Tal vez podríamos compatir musas bajo la Lluvia.
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