Definitivamente, últimamente las musas están de mi lado. Sospecho que en forma del fantasma de Kurt Cobain (esto también tiene su explicación xD).
Mientras andaba por los pasillos del instituto, en algún cambio de clase, me asaltaron de nuevo los recuerdos. Me llamaba la atención que a principio de curso no había un sólo cartel o dibujo colgado en las paredes, mientras que ahora los pasillos estaban lleno de colorido, con distintos carteles según lo que anunciasen, que habían sido puestos a lo largo del curso.
Cuando a finales de verano caminaba por los mismos pasillos con objetivos distintos -trámites de matriculación y todo eso, pura burocracia- las paredes se me antojaban frías, vacías, sin vida. Ese lugar, tan yermo, carecía de significado para mí, y por tanto me inspiraba desconfianza.
El primer día de instituto, siendo yo nueva, sin conocer a casi nadie, me seguía inspirando desconfianza. Conforme los días fueron pasando, me fuí adaptando al lugar, hasta hacerlo mío.
Llené sus aulas de risas, sus rincones de historias, mi corazón de recuerdos. Ahora que falta menos de un mes para que el curso acabe (¡por fin!) puedo decir que ese es mi instituto. Aunque a veces lo odie...
viernes, 22 de mayo de 2009
Un edificio vivo.
Esto salió de la burbuja de Indy a las 15:46
Etiquetas: autobiografía, paranoia
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